Cuando salimos a la calle nos quedamos sorprendidos, estaba todo blanco, precioso, los coches , los arboles, las casas, todo cubierto de nieve, nos hizo mucha ilusión, como a los niños, quien se puede resistir, empezamos a cojer puñados y a tirarnosla unos a otros riendo ( y mojandonos) yo por mi parte ni siquiera quise habrir el paraguas y durante todo el camino a casa no parabamos de tirarnos bolas, fue el final perfecto de ese día. Domingo 10 de enero
2 comentarios:
Dicen que bien esta lo que bien acaba, a lo mejor la nieve y el juego fue un premio por portaros bien, ya que volvisteis a la infancia
4º intento
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